En
la selva Alta del Perú, los alegres vientecillos fríos se dejan sentir desde
los primeros días de junio, soplando por aquí y soplando por allá, anunciando
la llegada de la tradicional fiesta de San Juan.
Ligera
niebla envuelve al pueblo por los amaneceres, acompañados de suaves frías que
invitan a la acción. Es la temporada de las cometas. Los niños confeccionas de
diversas formas y colores, haciéndolas volar en lugares libres para evitar que
los hilos se enredasen, porque se acerca la tan esperada Fiesta de San Juan que
será celebrada con todos los honores de la tradición y el buen humor. Es la fiesta
que evoca el degüello de las gallinas para
preparar los sabrosos juanes y servirse acompañada de la deliciosa
chicha fresca. Y al rayar el día 24 de junio,
realizar
los paseos a los riachuelos para tomar el baño bendito.
San Juan, fiesta jubilosa donde los pobladores con gracia impar bailaran,
cantado tonadillas populares, tales como; “San Juancito mensajero has venido
lisonjero a alegrar el corazón. “San Juancito del valle, no permitas que falle
el vigor y la emoción”.
Hay en los ambientes un torbellino de inquietudes y esperanzas y
los preparativos de plantar las humishas con sus adornos y regalos,
convirtiéndose en el asta de la alegría; y en torno a ella los pandilleros
danzan fervorosamente como remolinos de rio, al compás de una música saltarina.
La humisha , gallarda y multicolor , ha de ser traída abajo, a golpes de hacha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario